November 04, 2004

Stenazo kathoti mikronos dikaiokrisios

(Lamento a causa de la falta de juicios justos)
Me enseñaron que la forma de ministrar correctamente era haciéndolo en completa santidad. Eso exigieron de mí mis Líderes y hasta donde mi voluntad me lo ha permitido, lo he hecho. Me enseñaron mis maestros que la forma en que yo dañe mi testimonio, no me afecta a mí, pero daña la imagen de la iglesia. Me enseñó mi Líder a ser celoso y a ser humilde. Estos son algunos de los principios con los que fui formado; y con los mismos principios he formado y formaré a mis discípulos.
De la llamada "Ciudad Santa": Jerusalén, Flavio Josefo escribió: "Es la ciudad con mas historia de todas, pero también es la que más guerras ha provocado y más sangre interna ha derramado". Cuando Jerusalén fue tomada en las muchas ocasiones al albor de la era cristiana. Dentro de ella se encontraron muros dentro de muros, porque como lo narra el historiador, se enfrentaban bandos a muerte dentro de la misma ciudad. Historia tras historia fueron minando la ciudad, hasta que llegó el enemigo externo, y la arrasó hasta sus cimientos.
"¡Jesusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!"
Hasta cuando Jerusalén? hasta cuando seguirás inmersa en tus luchas y tus guerras?
Formaste líderes Jerusalén, levantaste ministerios y Pastores salieron de tu tierra; reuniste a los escogidos, los rodeaste con tus muros, los protegiste y en sus manos pusiste tu herencia que es "la visión".
¡Ay! de ti Jerusalén, porque sigues siendo consumida por tus luchas intestinas. Porque en tu interior tus habitantes se forman muros dentro de muros y se levantan unos contra otros, desangrándote por dentro.
Pero tú misma Jerusalén, has permitido la corrupción de tus líderes, diste albergue al mentiroso, asilaste al ladrón, protegiste al asesino; y esa es tu perdición Jerusalén. Premiaste al impío, pero al justo castigaste. Al bueno lo escarneciste en público, pero al malo recompensaste con soborno en lo privado.
Jerusalén se ha envanecido en su nombre y fama. Ha descuidado su honra y su santidad para la cual fue formada. Dentro de sus muros el mentiroso es nombrado juez, y el ladrón es hecho tesorero; el violador es nombrado maestro y el falso profeta se ha convertido en consejero; el traidor es ungido líder y el soberbio es nombrado rey.
Ay de ti Jerusalén, porque si no te limpias desde adentro, tus habitantes justos huirán; porque si no desechas la corrupción que hiede aun afuera de tus muros, de ti hablaran con asombro y reproche.
No lo permitas Jerusalén, límpiate, renuévate, quita de ti lo podrido, lo corrupto, lo falso, lo mentiroso, lo vanal. No dejes que desde tu interior venga la perdición para ti Jerusalén. Levántate y sacúdete. No te adormiles en tu fama Jerusalén, no dejes que por estar envanecida en tu número de habitantes se te olvide hacer juicio justo entre ellos. No dejes que tu nombre desaparezca Jerusalén, no permitas que tus cimientos sean socavados y tus tesoros sean tomados y tu pueblo hecho cautivo.
Despierta Jerusalén y llora, como yo gimo y clamo por ti... Jerusalén.